martes, 15 de marzo de 2011



Y desde allí, escondido en aquella esquina, podía observarla.


Ella, tranquila, con su mirada enfrascada en un libro de color azul marino, cuyas páginas pasaba suavemente con un ligero toque de su sofisticada mano, en cierta ocasión se apartaba los mechones que le caían sobre la cara y que, le impedían seguir leyendo aquella historia de amor que tan absorta le tenía.





Andrea.








No hay comentarios:

Publicar un comentario