martes, 26 de julio de 2011




El olor de tu cuerpo dibuja una silueta junto al mío. Tumbada en mi cama te observo y sonrío. Mis ojos brillan al ver que descansas tranquilamente junto a mí, como si el tiempo se hubiese parado y fuésemos a estar así para siempre.

Acaricio tu cara suavemente intentando no despertarte. Te doy un pequeño beso sobre tus labios y, acercándome sigilosamente a tu oreja, te susurro: “Te quiero”. En ese instante, tus ojos al fin despiertan y me miran, seguidos de una sonrisa y un “buenos días, Amor”.



No hay comentarios:

Publicar un comentario