martes, 23 de agosto de 2011

Luke, titubeante, movió el brazo hacia mí; fue un movimiento mínimo, pero de pronto, como si nos hubieran disparado con un cañón, nos abrazamos con fuerza. Luke apretaba las piernas contra las mías, me rodeaba la espalda con los brazos, y yo tenía la cara pegada a su cuello y aspiraba su aroma por última vez. Deseé que aquel abrazo no terminara nunca. Entonces me aparté de él y corrí adentro, sin volverme para mirarlo.

lunes, 22 de agosto de 2011

No soporto a la gente que actúa de forma maleducada ante personas que se comportan de forma correcta.
Ayer, mientras viajaba en un autobús urbano, presencié una vez más una escena bastante habitual. Un grupo de madres (de unos cuarenta años) y sus respectivas hijas (entre diez y catorce años) mantenían una conversación en un tono bastante elevado, haciendo que el resto de pasajeros pudiésemos escucharla sin ningún tipo de problema. Una mujer, un tanto molesta por no poder disfrutar de un recorrido tranquilo, les pidió educadamente que bajasen el tono de voz. Desgraciadamente esta mujer obtuvo una respuesta bastante desagradable por parte de una de las integrantes del grupo que mantenían la conversación. Esta última, muy descarada, maleducada y bulgar, le dijo que si le molestaba, se cambiase de asiento, o que no escuchase. A lo que yo inevitablemente no pude evitar poner mala cara.
La verdad es que podría haberle mostrado mi apoyo y al igual que ella, haberles dicho que estaban molestando. Pero quise evitar todo problema con ese tipo de gente, además de no tener ganas de discutir con nadie, ya que tampoco me llevaría a ningún lugar, pues ese tipo de personas no tienen modales y sólo saben burlarse de los demás, como alguna de ellas hizo en cierta ocasión.
Por último, sólo me queda decir que, tras vivir esa situación, lo primero que pensé fue el pésimo ejemplo que daban esas madres a sus hijas, comportándose como lo habían hecho. No respetando a los demás, actuando de una forma inadecuada en un lugar público, y burlándose de alguien que pidió un poco de tranquilidad de forma amable. No hay derecho.

viernes, 12 de agosto de 2011

Un frío helador.


Puedo oler el frío desde mi ventana. Cristales empañados, gente cubierta con abrigos, pies encerrados en botas que caminan sobre el asfalto. Hoy no es uno de esos días en los que algún que otro paraguas se deje ver. Apoyada en el radiador, siento un cálido abrazo que me hace sentir protegida. De repente, un escalofrío recorre mi cuerpo, haciendo que esa sensación de tranquilidad se desvanezca.

Me gusta sentir el frío en la cara. Si por mí fuera, podría pasearme tranquilamente por la calle con tan sólo un abrigo de pelo sintético y la ropa interior, ni si quiera llevaría zapatos, estaría completamente descalza.




jueves, 4 de agosto de 2011

Nunca te olvidaré.

Un día, un amigo muy especial me hizo la siguiente reflexión: "¿Por qué cuesta tanto, y es imposible, olvidarse de alguien a quien quieres?"
Pues bien, he aquí mi opinión:
Hay momentos en la vida en los que, como por arte de magia, aparecen personas increíbles. Algunas de ellas adoptan forma de amistad, otras con el tiempo se convierten en simples conocidos, y con otras quizás acabes manteniendo una relación mucho más estrecha, como un noviazgo.
Desde mi punto de vista, las personas que foman parte en nuestra vida, ya sea de forma instantanea o duradera, pueden clasificarse en: personas increíbles y personas corrientes.
La diferencia entre estas dos es que, pase lo que pase, de la primera nunca te olvidarás.
Sin embargo, si indagamos un poco en el segundo individuo, podemos ver que siempre acaba desapareciendo de nuestras vidas, por diferentes motivos, y es por eso por lo que no tendrá un papel importante para nosotros. Mientras que la primera persona, desde el principio dejará una pequeña huella en nosotros que, irá aumentado en función de lo feliz que nos haga.
Sinceramente, creo que una vez que somos marcados por una persona, alguien a quien le cogemos cariño, a quien queremos, a su vez se convierte en alguien de quien jamás te olvidarás.

Ese, mi querido amigo, es el motivo por el que resulta imposible olvidarse de alguien a quien quieres. Resulta imposible por el simple hecho de ser alguien a quien has conocido y que ha hecho mella en ti positivamente, como tú lo has hecho en mí.
Sí, tú eres una de esas personas increíbles que forma parte de mi vida, alguien que me hace feliz, que me hace reir cuando estoy triste, que me hace sonreir tan sólo con hablarme. Tú me haces ver el mundo de otra manera, sacas lados de mí que desconocía por completo.
Simplemente me haces ser mejor persona, no pensar en nada más cuando estoy contigo, pero sobre todo, como ya he dicho, me haces feliz, muy feliz. He aquí el motivo por el que jamás te olvidaré, porque has dejado una huella enorme en mí, porque ya formas parte de mi ser, porque te quiero.